Vida y tecnología

Gustavo Romano replantea el sentido del accionismo de los años sesenta

VIA LIBRE / LA NACION
Santiago García Navarro

Gustavo Romano, artista conceptual dedicado a la exploración de medios electrónicos, presen
ta en estos días, en la galería Ruth Benzacar, una muestra brillante. Por medio de tres acciones, con las que hace una relectura de las prácticas sesentistas del grupo Fluxus, propone una crítica a la tecnología, su medio natural de expresión. Y lo hace apuntando contra la realidad hipertecnológica contemporánea, que ha dejado un espacio mínimo para lo propiamente humano.
Pixels es una instalación compuesta por seis fotografías satelitales y otras seis tomadas con una cámara común. El referente, el encuadre y la situación espacio-temporal son idénticos: sólo la distancia de toma los diferencia. Las doce fotos comparten formato y tamaño, pero mientras las satelitales corresponden a un pixel de la toma aérea, y por tanto, en un formato de un metro cuadrado, se distinguen sólo por variaciones tonales de gris, las "comunes" registran al artista dibujando en el suelo los seis fragmentos que serán fotografiados. Un texto explicativo indica cómo realizar el experimento por cuenta propia.
Lighting Piece parte de una instrucción de Yoko Ono para realizar una de esas acciones que tratan de
asir lo posible pero improbable, lo invisible, lo inútil. Cada acción efímera de Fluxus comenzaba y concluía en la acción misma, con lo que se planteaba un problema: qué quedaba después. Por eso se las registraba (en f ilms, fotos, etc) En la obra de Romano, la instrucción de Ono es la misma -"encienda un fósforo y mirelo hasta que se extinga"- pero la acción está "congelada" en un video en el que el fósforo no se apaga nunca. El artista documenta la acción pero, simultáneamente, anula su sentido.
Acción para un sueño sigue la misma lógica. "Imaginar un sueño. Poco antes de despertar, dar una mirada a través de un telescopio." El espectador sigue las instrucciones, y ve a través del aparato una imagen difusa, casi blanca. El resultado camina entre el lirismo y el absurdo. Y este absurdo reside en la evidencia del poder inhibitorio de toda herramienta tecnológica que medie la experien¬cia humana. Si Las fotos satelitales repiten el asombro que experimentaba el hombre renacentista al verse mi¬núsculo ante el universo, lo hacen intentando poner en evidencia la conciencia que el hombre va adquirien¬do de su nueva relación con el mundo, una visión cargada de angustia.
Estas obras alcanzan una notable eficacia con unos pocos elementos. Siendo conceptuales, son rápidamente accesibles desde la experiencia. Y, en su cita a Fluxus, se meten con uno los problemas fundamentales de
los sesenta: el intento por fundir arte y vida. Uno de los grandes interrogantes del arte de los últimos años es cómo continuar los caminos abiertos con esa gran ruptura. Pero, dice Romano, la situación se ha invertido: los artistas ya no pueden cambiar la realidad; la nueva realidad tecnológica es un muro imposible de derribar.
Santiago García Navarro